jueves, 29 de enero de 2015

LIMPIEZA DE LA COSTA DEL RÍO DE LA PLATA

Cuando un vecino tira una botellita vacía a la vereda ensucia la Ciudad. Pero esa conducta repetida por miles de personas termina generando un perjuicio importante. Cada mes, el Gobierno porteño levanta 133.460 kilos de residuos de las desembocaduras de los arroyos de Buenos Aires. Así, el Río de la Plata se termina convirtiendo en un gran tacho de basura, y el riesgo de inundaciones y de contaminación se multiplican.
La basura que termina en las veredas daña en forma directa el sistema de desagües de la Ciudad. En las veredas porteñas hay 30.000 sumideros que captan el agua de lluvia. Luego, ese caudal va por conductos subterráneos hasta los distintos arroyos que cruzan Buenos Aires, y que en su mayoría desembocan en el Río de la Plata. La cuenca del arroyo Maldonado es la que más basura sufre, 55.000 kilos mensuales . Le sigue la del Medrano, con 14.000 kg. y la del Vega con 12.000 kg.
Lo que más va a parar a los desagües son las botellas de gaseosas, papeles, colillas de cigarrillos, bolsas plásticas y otros residuos. Pero también hay vuelcos de hormigón de las construcciones y grasa que los restaurantes y puestos de comida vierten en la calle. Otro problema se da cuando los encargados de edificios baldean las veredas sin antes levantar los residuos, con lo cual todo va a los sumideros.
Producto de esta inconducta social, y por la ley N° 4.120, la Ciudad tuvo que crear un servicio especial de limpieza de la costa del río, que cuenta con 15 empleados y dos embarcaciones. Se ocupan de la costa de la villa Rodrigo Bueno, la Reserva Ecológica, Costa Salguero, Punta Carrasco y las desembocaduras de los arroyos Ugarteche y Medrano. Sólo este equipo de trabajo levanta unas 1.200 bolsas de basura por semana.
El fenómeno no sólo afecta al Río de la Plata. La cuenca del arroyo Cildáñez recibe 13.000 kilos de basura por mes, que si no fueran levantados irían al Riachuelo, aumentando la contaminación de ese curso de agua.

Recuperación de 11 kilómetros de la costa del Río de la Plata


Tareas de limpieza en la Costa del Río de la plata. Foto Página web del GCBA.
En poco más de un año, el gobierno porteño ya recuperó 11 kilómetros de costa del Río de la Plata. A mediados de 2012 comenzó el programa de limpieza de los márgenes del río. De esta forma, ahora se puede disfrutar de áreas bien cuidadas y limpias entre la Reserva Ecológica y el Parque de Deportes Extremos, en el límite norte de la ciudad. Una cuadrilla de operarios de la Dirección General de Limpieza, dependiente de la Subsecretaría de Higiene del Ministerio de Ambiente y Espacio Público es la encargada de la recolección diferenciada de residuos, el desmalezamiento y el parquizado.
Estas tareas se realizan a diario en cuatro sectores: la Reserva Ecológica, el área comprendida entre Costa Salguero y Punta Carrasco, la Costanera Norte y la zona de clubes y arroyos. Allí se llevan a cabo diferentes tareas de limpieza y mantenimiento en la franja de 35 metros de ancho que corre paralelo al borde del río.
En el sector de la Reserva Ecológica, que tiene 4 kilómetros de costa, las cuadrillas recolectan manualmente los residuos que arrastran el viento y el río y los separan en bolsas verdes (reciclables) y negras (basura). También se remueven los hierros que forman parte de los escombros y se extraen con amoladoras de entre las piedras. Como se recordará, la reserva se asienta sobre escombros que, a principio de los ochenta, se volcaron sobre el río con el propósito de construir el Centro Administrativo de la Ciudad, un proyecto que finalmente no progresó.
Durante el año pasado se mejoró el perfil del borde costero con la reducción mecánica de bloques de cemento y se erradicaron los microbasurales que se habían formado a lo largo de los márgenes del río. El personal de las cuadrillas de limpieza recibió capacitación de la Agencia de Protección Ambiental (APrA) para recolectar los residuos de manera diferenciada, sin alterar ni dañar la naturaleza y las especies de la Reserva Ecológica de la Costanera Sur.
Este sector también incluye al asentamiento Rodrigo Bueno, ubicado al lado de la Reserva Ecológica. Allí se desmalezó el camino de ingreso y se colocaron contenedores que los camiones recolectan a diario.
Entre Costa Salguero y Punta Carrasco, un borde costero de un kilómetro de extensión, se corta el césped y se limpia la basura del talud y los espejos. El talud es la franja de terreno inclinado que une el borde del río con la costanera, y los espejos son rincones de los taludes donde suelen acumularse los residuos que arrastra el río. La limpieza se hace en forma manual y con hidrolavadoras. En un terreno que linda con Costa Salguero, en dirección al Club de Pescadores, se puede disfrutar de una nueva área verde de cara al río ya que el terreno se desmalezó completamente.
En el arroyo Ugarteche, ubicado dentro de este sector, los trabajos comenzaron hace tres meses. Hoy se recolectan residuos y escombros y se quitan las malezas de los márgenes hasta su desembocadura en el Río de la Plata.
En el área de Costanera Norte, de 2 kilómetros de extensión, y en la zona de clubes y arroyos, de 4 kilómetros, también se limpian los taludes, el camino de sirga que corre paralelo al río y las bocas del Medrano, el White y el Raggio, los tres arroyos que desembocan en el Río de la Plata.

Antecedentes

Previo al inicio de la limpieza de los márgenes del Río de la Plata, el Gobierno de la Ciudad ya había emprendido la de los bordes del Riachuelo, por una resolución judicial de 2010 que ordenaba el cuidado de los bordes y su parquización.
En 2011, la ley 4.120 de Higiene Urbana dispuso la limpieza de los bordes del Río de la Plata y del Riachuelo. A su vez, el artículo 27 de la Constitución de la Ciudad también dictamina la “protección, saneamiento, control de contaminación y mantenimiento de las áreas costeras del Río de la Plata y de la cuenca Matanza-Riachuelo, de las sub-cuencas hídricas y de los acuíferos”.
En 2013, con el decreto 170, se creó la Subgerencia Operativa de Higiene Urbana en Cuencas Hídricas, que depende de la Dirección General de Limpieza del Ministerio de Ambiente y Espacio Público. Su misión es llevar adelante las tareas de limpieza y mantenimiento de los márgenes del Riachuelo y de la costa del Río de la Plata.

GRISELDA JANS

Funtes:
Página web del GCBA.
Artítulo Diario Clarín "Cada mes levantan 130 toneladas de basura que llegan al Río de la Plata". Septiembre de 2014.


lunes, 26 de enero de 2015

TERRENOS BALDÍOS


Terreno Baldío 
Fuente: www.omnia.com.mx
Los terrenos baldíos representan un foco de contaminación e infección, ya que ahí además de maleza que ayuda a la propagación del mosquito transmisor del dengue, se alberga una gran cantidad de residuos y en ocasiones animales en descomposición.

La inseguridad e insalubridad afectan a los vecinos y locatarios que tienen su vivienda o negocio cerca de algún terreno baldío.

El problema se origina en el mal olor y las condiciones de insalubridad que les dejan la basura, animales muertos y los insectos; además del riesgo que les genera el pasar por estas áreas y ser asaltados.

Programa de Saneamiento Integral 

Las cuadrillas de las Comunas (ex Centro de Gestión y Participación Ciudadana) llevan adelante operativos en los barrios de Almagro, Boedo y Palermo. En alrededor de 46 terrenos se realizará limpieza por trabajadores encargados de desmalezar y retirar los residuos del lugar.

Trabajo de Limpieza 
Fuente: www.buenosaires.gob.ar
En la mayoría de los casos, los terrenos fueron denunciados por los vecinos. Se trata de sitios que suelen tener presencia de roedores y que se convierten en focos insalubres para todo el barrio. Esta iniciativa se originó luego de intimar a los propietarios de los terrenos a realizar la limpieza. Como no se obtuvo respuesta, se pusieron en marcha los trabajos, quedando los costos a cargo de los propietarios.

Una vez finalizado el saneamiento del lugar, se coloca un certificado de desinfección. Los vecinos pueden realizar los reclamos ingresando en el sitio web del GCBA o en el 147.

“La limpieza de estas zonas es fundamental para la higiene y la seguridad de toda la cuadra y del barrio. Trabajamos para limpiar estos espacios que pueden traer problemas a los vecinos”, destacó Eduardo Macchiavelli, secretario de Atención Ciudadana.

Griselda Jans

Fuentes:
www.buenosaires.gob.ar
www.ips.com.ar
www.am.com.mx
www.laprensa.mx

jueves, 15 de enero de 2015

BASURA ELECTRÓNICA

Basura electrónica
Fuente: www.diaadia.com.ar
La  basura electrónica constituye la unidad de  residuos sólidos urbanos que más creció en las últimas décadas. Principalmente, por la constante innovación tecnológica, que posibilitó que tecnologías que al principio eran caras y orientadas a un público especial y reducido, sean hoy baratas y fácilmente utilizables en la vida cotidiana.
En nuestro país se generan 2.5 kilos de basura electrónica por habitante por año. Estos residuos aportan la mayor cantidad de metales pesados y sustancias contaminantes al ambiente.

Los rellenos sanitarios y basurales a cielo abierto reciben hoy gran parte de los residuos electrónicos que descartamos: teléfonos celulares, pilas, baterías, computadoras y cámaras fotográficas son desechados como parte de los residuos sólidos urbanos domiciliarios sin ningún tipo de tratamiento.

El impacto de la contaminación de este tipo de basura está en directa relación con la composición química que los aparatos electrónicos poseen: una mezcla compleja de cientos de materiales, muchos de los cuales contienen metales pesados (plomo, mercurio, cadmio, berilio) y químicos peligrosos (retardantes de fuego bromados, bifenilos prolibromados -PBBs-, difenil éter polibromados -PBDEs- y tetrabromobisfenol-A -TBBPA o TBBA-). Además, contienen materiales valiosos, como el oro y el platino, que deberían recuperarse.

Los residuos electrónicos que terminan en basurales o rellenos sanitarios sin una adecuada gestión contaminan el suelo, las napas de agua, el aire y afectan la salud de las comunidades vecinas. Por otra parte, se derrochan miles de recursos que pueden recuperarse.

El reciclado de los residuos electrónicos tiene un doble impacto positivo:
1) Permite recuperar metales o materiales (silicio, plásticos, oro, plata, cobre, etc.) que son cada vez más escasos y cuya obtención, a través de la minería, genera un alto impacto ambiental.
2) Se reduce el impacto que estos residuos generan en el ambiente al degradarse en basurales, contaminando napas y suelos.

En este sentido, la necesidad de contar con un sistema de gestión que ofrezca un adecuado saneamiento y reciclado a estos productos se torna imprescindible.

El despegue de las ventas y del consumo de los electrónicos en nuestro país se produjo luego de la crisis económica de 2001-2002: primero creció considerablemente la venta de computadoras personales y, luego, en 2004 se disparó el consumo de los teléfonos celulares.

En los últimos dos años se descartaron en la Argentina casi diez millones de aparatos de telefonía móvil por año, es decir, casi el 30% del parque actual de 32,5 millones de líneas en servicio. A su vez, los niveles de descarte aumentaron cuatro veces en los últimos cinco años. El reciclado de esta enorme cantidad de aparatos desechados sería sumamente positivo.

La velocidad a la cual esta montaña de productos electrónicos obsoletos está creciendo generará una crisis de enormes proporciones a menos que las empresas de la industria electrónica, que obtienen ganancias por fabricar y vender estos aparatos, asuman su responsabilidad.

Un reciente informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente advirtió que entre 40 y 50 millones de toneladas se generan todos los años a nivel mundial y se preveen "serias consecuencias" en esta década por la cantidad de desechos "peligrosos" y "tóxicos" que se acumulan sin ningún control en las economías en vías de desarrollo.

En nuestro país, es urgente la implementación de políticas que eviten la creciente contaminación de estos residuos electrónicos, que desarrollen la infraestructura para la correcta gestión y el reciclado de estos residuos basado en el concepto de Responsabilidad Extendida del Productor, principio impulsado por Greenpeace que se concreta cuando los productores se hacen responsables por los impactos ambientales de sus productos a lo largo de todo el ciclo de vida útil: producción, uso y disposición final. 

Actualmente, un proyecto de ley de Gestión de Residuos Electrónicos se encuentra demorado en la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado a la espera de ser aprobado.

Plan Conectando Sonrisas

Movil del programa que retira las donaciones y entrega 
las computadoras armadas
Fuente: www.buenosaires.gob.ar
Conectando Sonrisas es un programa llevado a cabo por la Dirección General de Desarrollo Saludable, junto con la Fundación Equidad, que fomenta entre la ciudadanía la donación de computadoras y material electrónico en desuso para su reciclaje y utilización productiva.

El plan fue lanzado oficialmente en 2012, luego de una prueba piloto en la Comuna 14 a través de la cual se recolectaron 202 computadoras completas y participaron más de 300 vecinos. El objetivo es promover la igualdad de oportunidades y la integración social, fomentar la participación ciudadana y colaborar con la reducción de la brecha digital y el cuidado del medio ambiente.

A la fecha se entregaron 361 computadoras recicladas a jardines de infantes de la Ciudad e instituciones educativas del interior del país y quedan por entregar más de 600.

De cada tres computadoras en desuso que se reciben se obtiene una nueva completa y el material que no se puede reutilizar es destinado para su tratamiento como residuo electrónico.

El circuito de trabajo comienza con la difusión del programa y el contacto con los vecinos, con quienes se acuerda si acercarán el donativo a la sede comunal o si se los incluirá en la agenda de recolección diaria. Luego se trasladan los equipos informáticos a la Fundación Equidad en donde se blanquean los discos rígidos y se reciclan tanto el hardware como el software, de acuerdo a las necesidades de cada institución receptora.

Además, el programa fomenta la participación ciudadana. Se estima que alrededor de 900 vecinos se involucraron en la donación de material, lo que permitió la ayuda de cerca de 12 mil alumnos.

Griselda Jans

Fuentes:
www.entremujeres.clarin.com
www.greenpeace.org
www.buenosaires.gob.ar

miércoles, 14 de enero de 2015

TRATAMIENTO DE AGUAS RESIDUALES

El tratamiento de aguas residuales consiste en una serie de procesos físicos, químicos y biológicos que tienen como fin eliminar los contaminantes físicos, químicos y biológicos presentes en el agua efluente del uso humano.

La tesis fundamental para el control de la polución por aguas residuales ha sido el saneamiento de las aguas residuales en plantas de tratamiento que hagan parte del proceso de remoción de los contaminantes y dejar que la naturaleza lo complete en el cuerpo receptor. Para ello, el nivel de tratamiento requerido es función de la capacidad de auto purificación natural del cuerpo receptor. A la vez, la capacidad de auto purificación natural es función, principalmente, del caudal del cuerpo receptor, de su contenido en oxígeno, y de su "habilidad" para reoxigenarse.1 Por lo tanto el objetivo del tratamiento de las aguas residuales es producir efluente reutilizable en el ambiente y un residuo sólido o fango (también llamado biosólido o lodo) convenientes para su disposición o reutilización. Es muy común llamarlo depuración de aguas residuales para distinguirlo del tratamiento de aguas potables.

Las aguas residuales son generadas por residencias, instituciones y locales comerciales e industriales. Éstas pueden ser tratadas dentro del sitio en el cual son generadas (por ejemplo: tanques sépticos u otros medios de depuración) o bien pueden ser recogidas y llevadas mediante una red de tuberías - y eventualmente bombas - a una planta de tratamiento municipal. Los esfuerzos para recolectar y tratar las aguas residuales domésticas de la descarga están típicamente sujetas a regulaciones y estándares locales, estatales y federales (regulaciones y controles). A menudo ciertos contaminantes de origen industrial presentes en las aguas residuales requieren procesos de tratamiento especializado.


PLANTA DEPURADORA SUDOESTE AYSA. FUENTE: PAGINA WEB AYSA.
Típicamente, el tratamiento de aguas residuales comienza por la separación física inicial de sólidos grandes (basura o residuos) de la corriente de aguas domésticas o industriales empleando un sistema de rejillas (mallas), aunque también pueden ser triturados esos materiales por equipo especial; posteriormente se aplica un desarenado (separación de sólidos pequeños muy densos como la arena) seguido de una sedimentación primaria (o tratamiento similar) que separe los sólidos suspendidos existentes en el agua residual. Para eliminar metales disueltos se utilizan reacciones de precipitación, que se utilizan para eliminar plomo y fósforo principalmente. A continuación sigue la conversión progresiva de la materia biológica disuelta en una masa biológica sólida usando bacterias adecuadas, generalmente presentes en estas aguas. Una vez que la masa biológica es separada o removida (proceso llamado sedimentación secundaria), el agua tratada puede experimentar procesos adicionales (tratamiento terciario) como desinfección, filtración, etc. El efluente final puede ser descargado o reintroducido de vuelta a un cuerpo de agua natural (corriente, río o bahía) u otro ambiente (terreno superficial, subsuelo, etc). Los sólidos biológicos segregados experimentan un tratamiento y neutralización adicional antes de la descarga o reutilización apropiada.

"El agua y el saneamiento son uno de los principales motores de la salud pública. Suelo referirme a ellos como «Salud 101», lo que significa que en cuanto se pueda garantizar el acceso al agua salubre y a instalaciones sanitarias adecuadas para todos, independientemente de la diferencia de sus condiciones de vida, se habrá ganado una importante batalla contra todo tipo de enfermedades.”

                                     
"Dr LEE Jong-wook, Director General, Organización Mundial de la Salud."

GRISELDA JANS

FUENTE:
PÁGINA WEB AYSA.
WIKIPEDIA

miércoles, 7 de enero de 2015

CATASTRO ECOLÓGICO

El catastro ecológico es la teoría y metodología de análisis que permite estudiar a escala de parcela en forma integral las tendencias existentes en la dinámica ambiental de la Ciudad de Buenos Aires. El análisis espacial de indicadores relacionados con el consumo de energía, agua, producción de residuos, morfología e impermeabilización de superficie, entre otros, se constituye en una herramienta fundamental para crear programas de gestión donde se tomen decisiones tendientes a lograr una ciudad sustentable, que respete el equilibrio ecológico y urbano y brinde a sus habitantes una mejor calidad de vida.

La tendencia en aumento en el consumo de insumos y servicios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires impone la necesidad de implementar un nuevo modelo de gestión, basado en la ecoeficiencia. Este modelo se orienta a reducir en el tiempo la intensidad en el consumo de recursos no renovables y, consecuentemente, los potenciales impactos ambientales que se deriven del mismo.
Mapa de Densidad Poblacional
Fuente: www.ssplan.buenosaires.gov.ar

A fin de plantear un modelo de ciudad sustentable a largo plazo que responda a los objetivos del Programa Urbano Ambiental, en una primera etapa el relevamiento de información primaria y estadísticas de fuentes.

En la Ciudad Deseada del Modelo Territorial, la incorporación del enfoque de ecoeficiencia implica la gestión sustentable de los recursos básicos, como el agua, materiales, energía y residuos. Estos se encuentran incorporados en todos los procesos de producción de la Ciudad y requieren de estrategias básicas para transformar los ciclos actuales abiertos e ineficientes en ciclos cerrados y eficientes, denominados ciclos urbanos sustentables.

La evolución de la Ciudad Actual no ha tenido como prioridad el aumento de la complejidad en forma equitativa, mostrando un desarrollo desigual. En determinadas áreas existe un sobreconsumo de suelo, de energía y materiales. Otras áreas de la metrópolis presentan una estructura difusa, que al requerir mayor extensión de las infraestructuras necesarias para proveer de servicios a una población dispersa, se sostienen en base a un creciente costo de recursos y de tiempo, afectando la sustentabilidad urbana.
Todo modelo disperso resulta en el uso ineficiente de los recursos. Al separar las diversas funciones urbanas en unidades espaciales monofuncionales, se profundiza la homogeneización y se diluye la complejidad, originando zonas exclusivamente residenciales, comerciales o culturales que empobrecen el intercambio y la comunicación entre personas, actividades o empresas.

La desvinculación espacial y funcional y la mayor distancia entre recorridos, genera un mayor número de traslados motorizados intra e interurbanos, saturación y congestión de las redes de movilidad, y consecuentemente impactos asociados no compatibles con un modelo sustentable: incremento en el consumo de combustibles, emisión de gases y contaminantes, contaminación acústica, riesgo de accidentes, pérdida de horas productivas y estrés ambiental.

La presión ejercida afecta la calidad ambiental urbana a escala local, y por lo tanto la calidad de vida de los habitantes de Buenos Aires. Los indicadores de sustentabilidad urbana reflejan esta situación presente, muy lejana del modelo sustentable previsto a futuro y de los valores deseables.

El Modelo Territorial de Buenos Aires plantea un marco estratégico para reorientar estos procesos tendenciales, con el objetivo de revertir los negativos y potenciar los que mejor responden al desafío de lograr escenarios de corto, mediano y largo plazo que permitan alcanzar un perfil óptimo de Ciudad Sustentable en 2060. Para ello, las políticas de planeamiento urbano requieren conocer la situación existente o base de consumos a escala catastral, para identificar las áreas problemáticas donde focalizar acciones y estrategias destinadas a revertir las ineficiencias.

La segunda etapa del trabajo, ya iniciada, supone el análisis a escala catastral del intercambio de flujos de entrada y salida de energía, agua, material y residuos. El objetivo es identificar las situaciones de desequilibrio urbano ambiental a una escala de intervención que posibilite plantear cursos de acción correctivos y propuestas más efectivas en torno al urbanismo, la movilidad y la gestión urbana.
Como resultado, se espera profundizar en la comprensión de las dinámicas del metabolismo del sistema urbano y perfeccionar los indicadores, que cumplen un papel importante para el diseño de políticas y acciones estratégicas para la Ciudad.

Tomando como base el diagnóstico general, se determinarán las entradas y salidas principalmente de energía y de agua, producción de contaminación, residuos y aguas residuales, para identificar los puntos críticos y sectorizar las áreas problema.

Los objetivos específicos son los siguientes:
Análisis de superficie verde en la Ciudad

Fuente: www.buenosaires.gob.ar
-Inventariar los indicadores morfológicos, antrópicos y ambientales por parcela.
-Establecer la relación entre las entradas (consumos), y las salidas (producción), respecto al volumen construido, antigüedad del edificio, población, uso, y otros factores.
-Identificar las áreas críticas según el Indicador de Sustentabilidad Urbana para vincular las futuras estrategias y líneas de acción.
-Realizar el seguimiento anual.

El mapeo de los datos procesados permitirá identificar las áreas críticas y corregir estimaciones realizadas a partir de datos estadísticos generales aplicados a usos, permitiendo profundizar en la comprensión de la dinámica del metabolismo del sistema urbano de la Ciudad y perfeccionar los indicadores ya existentes.

Entre los resultados a corto plazo, la información recabada y territorializada cumple un papel importante en el diseño de políticas urbanas y ambientales, y en el establecimiento de acciones estratégicas necesarias desde la perspectiva de la eficiencia. Además, posibilita cruzar la información con otras variables, como estrato socioeconómico, uso del suelo, densidad construida y antigüedad edilicia, a fin de complementar y enriquecer el análisis de las diversas políticas de planeamiento.


Griselda Jans

Fuentes: 
www.atlasdebuenosaires.gov.ar
es.wikipedia.org
www.ssplan.buenosaires.gov.ar

lunes, 5 de enero de 2015

CONTAMINACIÓN ACÚSTICA

La contaminación sonora, también llamada contaminación auditiva o contaminación acústica, es un tipo de contaminación que se da cuando hay un exceso de sonido que es tan grande que provoca daños en el medio ambiente. Si la contaminación sonora no se controla adecuadamente, puede llegar a dañar no solamente al ambiente, sino también a la misma gente que la produce.
El término contaminación sonora hace referencia al ruido, es decir, sonido molesto, que es provocado por toda clase de actividades humanas, por ejemplo: el tráfico, trabajadores con martillo neumático, ruidos por obras, hasta el vuelo de aviones y provoca efecto de carácter negativo sobre lo auditivo, físico y mental de la gente.

Causas de la contaminación sonora

Las causas de la contaminación sonora son bastante simples de entender, pero muy difíciles de tratar. Las principales causas de la contaminación sonora están vinculadas con actividades humanas en las que se produce ruido, como lo son el tráfico de autos, las obras en construcción, camiones de recolección de residuos, las industrias, etc.

Riesgos de la contaminación sonora

Según organismos internacionales, por culpa de la contaminación sonora se corre un riesgo de adquirir una disminución de la capacidad auditiva, también existe la posibilidad de que produzca trastornos psicológicos e incluso fisiológicos, lo cual se ve reflejado a nivel social.
Según la OMS, el límite superior deseable de la contaminación sonora es 50dB.
Se entiende por contaminación sonora a la presencia en el espacio urbano de ruido, definido a su vez como “sonido no deseado”. Nos referiremos específicamente al ruido urbano; o sea a la exposición ambiental involuntaria que no puede ser controlada ni modificada a voluntad por parte de la persona afectada. Por fuera de él existe la exposición laboral que se produce en espacios de trabajo, así como el ruido social, típico de los locales de diversión.
El ruido es un contaminante fácil de producir (se precisa una pequeña cantidad de energía para generar ruido) y suele ser considerado menos agresivo o peligroso que aquéllos que pueden verse u olerse. La causa de esta aparente inocuidad estriba en la ausencia de una huella luego de que cesa el fenómeno y de su limitado radio de acción, a diferencia de la emisión de fluidos tóxicos u otros agentes contaminantes. Pero, si bien el ruido no tiene un efecto acumulativo en el ambiente, sí lo tiene en las personas. Este hecho se manifiesta por la gran cantidad de dolencias físicas que son atribuidas al ruido; entre ellas, la disminución de la capacidad auditiva (hipoacusia), afectaciones al sueño, hipertensión, trastornos gastrointestinales y estrés. Por dichas razones, en el Congreso Mundial del Medio Ambiente de Estocolmo del año 1972, declaró al ruido como agente contaminante.

Si bien las mismas personas y ciertas fuentes naturales (el viento, por ejemplo) son origen de ruido, el desarrollo de las grandes aglomeraciones urbanas motivó la proliferación de innumerables fuentes sonoras, como el tránsito automotor y aeronáutico, y las actividades industriales entre otras. Todos ellos han creado ambientes sonoros indiferenciados, que presentan un flujo de ruido permanente y en los cuales no es posible percibir sonidos lejanos o de baja intensidad acústica.
De todos ellos, los ruidos provenientes de los automotores son los más importantes, por su alta presencia. Se puede distinguir como fuentes de ruido automotor a la propulsión, la interacción entre la cubierta y el pavimento y la regularidad de la marcha, muy incidida por el comportamiento del conductor.
El AMBA presenta características heterogéneas. Su Área Central, así como los centros secundarios y las principales vías de circulación que los unen, presentan concentración de áreas comerciales, mayores movimientos de personas y, por ende, una mayor densidad de tránsito; en especial, de tránsito automotor. En cambio, en el conurbano estos factores tienen menor presencia, existe mayor dispersión de actividades y menores flujos de personas y de vehículos.
Un reciente estudio denominado Mapa de Ruido, realizado por el GCBA sobre un sector de la Ciudad de Buenos Aires (una franja paralela a la costa del Río de la Plata, que abarca desde el barrio de Barracas por el sur,hasta los inicios del barrio de Belgrano por el norte) arroja valores entre 75 y 80 decibeles (dB) prácticamente para todas las avenidas de la zona de estudio. Para las calles, la situación más generalizada es la de valores de 70/75 dB, que tiende a ascender a 75/80 dB en las zonas más comerciales y con mayores flujos de tránsito (entorno de Plaza Italia; sectores entre Once y Congreso) y tienden a descender a 65/70 dB en las zonas más residenciales (Colegiales, Barracas).
Se realizaron 43 mediciones para este estudio  de las cuales en la Ciudad de Buenos Aires se realizaron 13 mediciones en calles céntricas muy transitadas. Las restantes 30 mediciones se eralizaron en el Gran Buenos Aires (10 en Zona Norte, 10 en Zona Oeste y 10 en Zona Sur). En cada Zona se seleccionaron 5 localidades y se realizaron 2 mediciones en cada una de ellas.
En la Ciudad de Buenos Aires se registró valores de entre 70 y 82 dB, con predominio de valores de 78 dB. En la Zonas Norte y Oeste del Gran Buenos Aires los valores oscilaron entre 68 y 78 dB, siendo un poco menores en la Zona Sur (entre 61 y 78 dB).
El panorama presentado permite señalar tres órdenes de recomendaciones. En primer término, es evidente la necesidad de crear mayor conciencia sobre los efectos nocivos que el ruido produce sobre la salud y bienestar de la población y, consecuentemente, sobre la eficiencia de las actividades urbanas en general.
Por otra parte, es necesario un mayor conocimiento, tanto de los niveles de ruido presentes en la ciudad, así como de la incidencia diferencial que tienen las diversas fuentes que lo producen, según las distintas zonas, días de la semana y momentos del día.
Finalmente, es posible y necesario gestionar la contaminación sonora a partir del conocimiento que ya se tiene sobre la misma.
Con respecto al ruido proveniente del transporte automotor, cabe señalar que deben considerarse, desde el punto de vista del emisor, los aspectos relacionados con el tipo de vehículos, con el volumen y la velocidad media del tránsito, con las características físicas de las vías de circulación, con los hábitos de manejo, así como con los factores climáticos y espaciales. Desde el punto de vista de las afectaciones, es importante regular la cercanía entre las trayectorias más ruidosas y las zonas residenciales o más frecuentadas por público, así como disponer medidas de morigeración.
Con respecto a las fuentes fijas (en especial, actividades industriales, recreativas y deportivas), cabe destacar que una adecuada gestión urbanística de regulación de los usos del suelo constituye el recurso preventivo más eficiente y económico. Como criterios de resolución de las actividades que constituyen fuentes ya existentes, debería operarse a nivel de gestión sobre el control de los niveles de emisión y transmisión de los ruidos que produce.

Griselda Jans

Fuentes:
Atlas Ambiental de Buenos Aires - http://www.atlasdebuenosaires.gov.ar.
Página web del GCBA.